
El cazador furtivo ha iniciado su acecho tras la presa deseada.Sus dientes, sus garras, sus músculos, su agilidad están a su disposición para dar el golpe final.Esa bestia es diferente a las otras, pues cada día, cada noche, consigue su alimento, pero no aquel pedazo de carne desgarrado, con un chillido de fondo que pide ayuda, esta abominable ser llena su alma no su vientre con sus presas favoritas: seres humanos capaces de desmenuzar la palabra amistad. COMENTARIO (ALBEIRO ESCOBAR)
